Posteriormente, el Tco1 Lázaro Chero Luis Alberto, en su condición de técnico más antiguo del Arma de Comunicaciones, recordó con honor y gloria la gesta patriótica del Subteniente José Olaya, humilde pescador Chorrillano, quien a pesar de las torturas de las que fue víctima, mantuvo su decisión de no revelar los secretos que poseía, y es sentenciado a muerte la mañana del 29 de junio de 1823, no sin antes pronunciar su célebre frase: ¡Si mil vidas tuviera, gustoso las daría por mi patria!